Sir William Ramsay (1852, Glasgow – 1916, Buckinghamshire) obtuvo en 1904 el premio Nobel de Química “en reconocimiento de sus servicios en el descubrimiento de los elementos gaseosos inertes en el aire, y la determinación de su posición en el sistema periódico”. En el mismo año, John William Stroutt, Lord Rayleigh (!842 – 1919, Reino Unido), recibió el premio Nobel de Física “por sus investigaciones de las densidades de los gases más importantes y por el descubrimiento del argón en conexión con estos estudios”…en colaboración con Ramsay. Este heredó la afición por la química de sus abuelos paterno y materno. De joven trabajó como soplador de vidrio, lo que le sirvió más tarde para fabricarse sus aparatos. Estudió con Bunsen en Heidelberg, se doctoró en 1873 y fue nombrado profesor en la Universidad de Londres en 1887. Sus investigaciones comenzaron con el estudio de la acción fisiológica de los alcaloides, logrando establecer la relación de estos con la piridina, pero se pasó al estudio de los gases. En su conferencia del Nobel titulada “Los gases raros en la atmósfera” hizo una relación pormenorizada de su investigación. En ella nos cuenta que Rayleigh encontró una diferencia entre el peso atómico del nitrógeno de los compuestos químicos y el que había medido en el nitrógeno libre de la atmósfera. A este dato Ramsay sumó el de una publicación de Cavendish en la que advertía de la existencia de un residuo que había detectado al hacer la reacción en arco eléctrico del nitrógeno con exceso de oxígeno. Con estos datos, pensó que el nitrógeno atmosférico estaba contaminado por un gas más pesado y consiguió aislarlo: suponía un 1% de la atmósfera y daba líneas espectrales que no se correspondían con las de los elementos conocidos; además era inerte, por lo que lo bautizó con el nombre de argón y le asignó valencia cero. Era el año 1894. Mientras tanto, se habían encontrado emanaciones de gas en minerales de uranio en las que Ramsay observó una línea amarilla en el espectro como la que Pierre Janssen había visto en el espectro solar durante un eclipse y que él atribuyó a un gas al que puso el nombre de helio por su origen. Ramsay encontró que el helio, como el argón , no reaccionaba, y demostró, midiendo sus calores específicos a volumen constante, que ambos gases eran monoatómicos. Las medidas de la densidad realizadas por Rayleigh determinaron que el helio era el gas más ligero conocido después del hidrógeno. Con estos datos, que señalaban la pertenencia de helio y argón a una nueva familia, se planteó el problema de encontrar su ubicación en el sistema periódico, así como la necesidad de buscar otro elemento de un peso atómico intermedio entre los 4 del helio y los 40 del argón. Ramsay y Travers, su sucesor en la cátedra de Bristol, se dedicaron a recoger y destilar gases de múltiples procedencias durante los años 1896 y 97: en quince litros de argón encontraron el gas neón (nuevo), de peso atómico 20, que daba muchas líneas espectrales rojas, naranja y amarilla. Entretanto, un ingeniero llamado Hampton había construido una máquina mejorada para obtener aire líquido, con el que fueron capaces de obtener un nuevo gas de peso atómico 80 al que llamaron kriptón (oculto) y del que por fraccionamiento separaron el xenón (extraño). A partir de aquí, se dedicaron a obtener mayores cantidades de cada uno de los gases y licuarlos a bajas temperaturas y altas presiones. Incluso, Travers construyó un aparato para obtener hidrógeno líquido que les permitiera purificar los gases y determinar con mayor precisión sus constantes físicas. (Dieron 82 y 128 para los pesos atómicos de Kr y Xe).
Posteriormente, Rutherford y Soddy investigaron un gas radiactivo e inerte que emanaba del torio, pero las deducciones del trabajo de Soddy y el propio Ramsay fueron especulativas. No obstante, en 1910, Ramsay consiguió detectar e identificar radón en las emisiones del radio, ¡completando así una familia de elementos y siendo la única persona capaz de realizar tal hazaña! (¿Y Travers no tuvo premio?)
Ferdinand Frédéric Henry Moissan (1852 – 1907, París) obtuvo el premio Nobel de Química en 1906 “en reconocimiento de los grandes servicios rendidos en su investigación y aislamiento del elemento flúor, y por la aportación para la ciencia del horno eléctrico que lleva su nombre”. Después de ser aprendiz de boticario, llegó a farmacéutico en 1879. Fue profesor de Toxicología en 1886 y de Química Inorgánica en 1899 en la Escuela de Farmacia de París y profesor de Química Inorgánica en la Sorbona en 1900, sucediendo a Troost. Sus investigaciones atendieron en principio al intercambio de oxígeno y dióxido de carbono en las hojas de las plantas, pero su tesis doctoral, presentada en 1880, trató sobre la serie de reacciones del venenoso cianógeno. Dedicado cada vez más a la inorgánica, estudió los óxidos de hierro y cromo, las sales de cromo y los derivados orgánicos de fósforo y flúor. En 1886 consiguió su gran éxito, la obtención y aislamiento del flúor mediante la electrolisis de una disolución de fluoruro potásico en fluoruro de hidrógeno a -50ºC empleando un equipo de platino. Muchos químicos, entre ellos los influyentes Davy y Gay-Lussac, habían fracasado en el intento de obtener y aislar ese gas que lo atacaba todo…menos el platino. Moissan también hizo un estudio en profundidad de las propiedades y reacciones del flúor. En otra serie de investigaciones, en 1892, construyó un horno de arco eléctrico que alcanzaba los 3500ºC: el llamado horno de Moissan, con el que preparó carburos, siliciuros y boruros, descubrió el carborundo, aisló numerosos metales y vaporizó sustancias consideradas infusibles. También intentó fabricar diamantes a partir de carbono, pero no lo consiguió porque no disponía de las grandes presiones necesarias, aunque un supuestamente gracioso ayudante le metió pequeños diamantes para confundirlo. Dicen que le ganó el premio Nobel ¡a Mendeleiev! por un voto de diferencia. Murió de repente cuando volvía a París de recoger el premio. DEP.