El 8 de mayo hubo manifestaciones multitudinarias feministas en España y en el mundo: no sólo en Francia, Italia, México o Argentina, sino también ¡en Turquía! En Mosul (Iraq) recién liberado del EI, trescientas mujeres corren un maratón reivindicativo. Todas protestan contra la violencia de sexo y la desigualdad de salarios, aunque hay hombres que temen que algunas pretendan sustituir el machismo por feminismo. En todo caso, la revolución (mejor sin erre) está en marcha. Mientras tanto, en Arabia Saudí permiten que unas cuantas mujeres conduzcan automóviles, pero, eso sí, vestidas como tradicionales monjas españolas.
Cincuenta años después de la revolución de mayo de 1968 en París, en la que se gritaba ‘la imaginación al poder’, surge la revuelta sabatina de los chalecos amarillos en contra de las subidas de precios autorizadas por el gobierno del presidente Macron. Se ha pasado de forzar el cambio de la ideología política a la defensa del poder adquisitivo.
Dos emperadores poderosos se consolidan en la política mundial: el chino Xi Jinping, de 64 años de edad, sin límite a su mandato, y el ruso Vladímir Putin, de 65 años, que ha pasado de obtener el 54,3 % de votos favorables en el año 2000 a los 76,7 % del presente 2018. Y se consolida un nacionalista xenófobo, el presidente húngaro Viktor Orbán, de 54 años, que obtiene la mayoría absoluta y se manifiesta en contra de la política migratoria de la UE.
Dos expresidentes encarcelados por corrupción: Luiz Inácio Lula da Silva, de 72 años de edad, que fue presidente de Brasil entre 1903 y 1911, condenado a 12 años de prisión pese a sus declaraciones de inocencia. Park Geun-hye, nacida en 1952, presidenta de Corea del Sur 2013-2018 e hija del también presidente Park entre 1961 y 1979, condenada a 24 años de prisión y multa millonaria.
En España se celebra una moción de censura contra el Gobierno del Partido Popular por los casos de corrupción político económica de miembros del partido juzgados y sentenciados. El socialista Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ganador de la moción, consigue la presidencia del Gobierno. Meses antes, ETA, la organización separatista y terrorista vasca, había anunciado su decisión de disolverse. Otegui, secretario general de Bildu, el partido que apoyaba a ETA, dijo que viajaría a Cataluña a aprender tácticas políticas de secesión.
En el bicentenario del nacimiento de Karl Marx recordamos dos opiniones sobre el filósofo, economista y político. De Kurt Vonnegut: “Marx dijo que la religión es el opio del pueblo, cuando el opio y sus derivados son los únicos calmantes eficaces. El propio Marx los tomó. Con esa frase constataba, no condenaba, el hecho de que la religión también podía reconfortar a los desfavorecidos”. De Bertrand Russell: “Marx tenía un pensamiento confuso e inspirado por el odio. El concepto de plusvalía estaba calculado para que surgiera la cólera entre los asalariados”. “Que el materialismo dialéctico rige la historia humana es pura mitología”. “Las teorías marxistas empeoraron con Lenin y Stalin”.
Óbitos literarios y científico
Desaparecen dos premios Cervantes. El escritor mexicano de novelas, cuentos y ensayos y traductor (del inglés, italiano, ruso, chino, polaco y húngaro al español) Sergio Pitol (Puebla, 1933 – Xalapa, 2018), premiado en el 2005. Y el chileno Nicanor Parra, premiado en el 2011, que ha muerto a los 103 años de edad (¿duró tanto por su adicción al ácido ascórbico?). Nicanor fue un ‘antipoeta’, primero, y un ‘ecopoeta’, después, que se ganaba la vida como profesor de Mecánica Racional, una asignatura físico matemática, en la Universidad de Chile. Defendió “La poesía de la naturaleza / La poesía de la plaza pública / La poesía de la protesta social” y mantuvo su credo político durante la dictadura del general Pinochet, diciendo que era “Más dadaísta que anarquista / Más anarquista que socialdemócrata / Más socialdemócrata que estalinista”. De una familia de nueve hermanos, con dos cantautores, Violeta y Roberto, y padre de seis hijos, se despidió de nosotros esperando “que seamos buenos haciendo paz”.
En 2018 mueren en Nueva York dos grandes de las letras estadounidenses: Tom Wolfe, a los 88 años de edad, y Philip Roth, a los 85. Tom Wolfe, el dandi vestido de blanco, denominó e hizo ‘nuevo periodismo’ con los artículos de investigación derivados del ‘boom’ hispanoamericano de Gabo y compañía, criticando hasta la sangre a la sociedad ‘chic’ yanqui. Entró, con trabajos de mayor extensión como ‘Ponche de Ácido Lisérgico’, en el mundo de la contracultura, estudiando todo tipo de drogas: LSD, psilocibina, mescalina, peyote, súper anfetamina, ditrán, semillas de don diego de día, dexedrina, benzedrina, metedrina (speed), dimetil triptamina, nembutal y simplemente maría; y habló de los grandes colocados: Mahoma, Zoroastro y Saulo. Para la escritura de sus novelas desplegaba a su equipo informativo sobre el lugar y sociedad elegido y, sobre esa base, inventaba una trama con la que ejercía un juicio generalmente inmisericorde. Así, en su novela más famosa por haber sido llevada al cine con gran éxito ‘La Hoguera de las Vanidades’, enjuicia a Nueva York. En ‘Todo un Hombre’, a Atlanta y sus luchas entre razas. En ‘Soy Charlotte Simmons’ a la universidad estadounidense, con sus rap, chulazos, guais, borracheras, marijuana, coca, vodka naranja, baloncesto, privilegiados deportistas de élite…(la traducción del argot universitario al putañés español debió suponer un gran esfuerzo). En su última novela, ‘Bloody Miami’, el título lo dice todo; por ejemplo: “Un logoterapeuta trata a sus pacientes con palabras – ego, id, superego, complejos – son los extorsionistas más hábiles del mundo”; “No soy más que un átomo azaroso dentro de ese súper acelerador de partículas que es el universo”.
Philip Roth, ateo de origen judío, premiado en el 2012 con el Príncipe de Asturias de las Letras, fue autor de numerosas novelas en las que practica el disparo directo. Así, en ‘La Pandilla’, publicada en 1971, ejecuta a ‘Tricky’ Nixon: “En el infierno intenta sustituir al demonio, partidario del ‘statu quo’, y establecer un infierno nuevo, con nuevas mentiras y nueva hipocresía. Expone como méritos: no fui remiso en aumentar la mortandad y carnicería en Vietnam, Laos y Camboya ni en llevar a la ruina a mi país”. En ‘Lección de Anatomía’ (1983) y ‘La Orgía de Praga’ (1985) define: “estás solo por completo y la empresa es prácticamente imposible (eso) es escribir”; cita “el horrendo Antiguo Testamento (que dice) ojo por ojo y diente por diente…no perdones jamás”; y “cede al ansia de magia médica e irás a parar a los confines de la estupidez humana”. En ‘Patrimonio, una historia verdadera’ (1991) recuerda a “Bush y su jefe, el pistolero Reagan ¿Sabes lo que aprendió en ocho años? A quedarse dormido y saludar. Es el mejor saludador del país”; y “el superviviente (del Holocausto) que más me impresionó fue el escritor italiano Primo Levi. Llegamos a hacernos amigos íntimos”. En el ‘Teatro de Sabath’ (1995), con el que ganó el National Book Award, escribe: “Para los rabinos, una sola irregularidad basta para que quede excluido. Las cabras, que rumian pero no tienen la pezuña hendida; el cerdo tiene pezuñas hendidas pero no rumia; el conejo rumia pero no tiene pezuñas hendidas…”; y “¡Un dios que ordena que te cortes el prepucio…ese dios vengativo, furioso, ese cabrón que envía castigos!”. En ‘Pastoral Americana’, drama bucólico con el que ganó el premio Pulitzer 1998, escribe: “El día de Acción de Gracias, veinticuatro horas de moratoria entre judíos, protestantes, católicos…pavo para todos”; y recuerda a “Charles Lindberg, prohitleriano; Mac Carthy, el Goebbels de Wisconsin; Hearst, fascista, chorizo codicioso”. En ‘Elegía’ (2006) se rinde: “La vejez no es una batalla, es una masacre”.
A los 76 años de edad muere Stephen Hawking, casi medio siglo después de lo previsto. En su larga e impedida vida escribió muchos artículos científicos y recibió muchas distinciones, pero no el premio Nobel porque no se concede si no hay aplicaciones prácticas subsiguientes. En sus libros de divulgación y en conferencias y entrevistas dejó constancia abundante de sus ideas y preferencias. En el librito ‘Agujeros negros y pequeños universos’ dejó escrito: “En 1974 hice mi descubrimiento más sorprendente: ¡Los agujeros negros no son completamente negros! La posición de una partícula en un agujero negro está completamente determinada, por lo que su velocidad no puede serlo y sobrepasar la velocidad de la luz y escapar. Pero si el agujero negro es muy grande tardaría mucho, más allá de la vida del universo”. Una interpretación demasiado especulativa que se matizó con la intervención de partículas virtuales. Hawking habló de la existencia de pequeños agujeros negros que podían consumirse, aunque algunos científicos opinan que no sobrevivieron al Big Bang. En el mismo librito se puede leer: “La teoría de la relatividad dice que el espacio y el tiempo pueden ser curvados y distorsionados por la materia y la energía del universo. El tiempo, modulado por el universo, tiene su comienzo en una singularidad. No hay un antes del BB”. En su opinión: “Tiempo y espacio son finitos en extensión pero carecen de fronteras y límite alguno. No habría singularidades. Así comenzaría el universo, pero ignoro por qué comenzó”. Bajando a la cotidianeidad, recordemos una entrevista que hicieron a Hawking en la BBC en la que le preguntaron por los discos que se llevaría a una isla desierta y eligió: el cuarteto de cuerda op.132 de Beethoven, la Walkyria, los Beetles, el Requiem de Mozart, Turandot de Puccini y ‘je ne regrette rien’ de Edith Piaf. Pablo Echenique, el político discapacitado y motorizado de Podemos, doctor en Física al que sus compañeros llamaban Hawking (aunque su enfermedad no es comparable) escribió en El País’: “Se iba una parte de mi vida cuando me enteré de su muerte”.
Los premios Nobel del 2018
El premio Nobel de Literatura se pospuso por la renuncia de varios miembros de la Academia Sueca debido a las filtraciones supuestamente llevadas a cabo por el marido de la académica Katarina Frostenson, el artista francés Jean Claude Arnault, quién además fue señalado como acosador sexual. Esta joyita había sido condenado en el 2011 por dos violaciones.
El premio Nobel de la Paz lo recibieron el congoleño de 63 años de edad Denis MUKWEGE y la kurda iraquí Nadia MURAD de 25 “por sus esfuerzos para acabar con el uso de la violencia sexual como un arma de guerra y conflicto armado”. El médico Mukwege y su equipo han tratado a miles de pacientes víctimas de la violencia sexual durante la guerra civil de la República Democrática del Congo, una guerra que ha costado más de seis millones de muertos. En su alocución del Nobel dijo: “La justicia es un asunto de todos: hombres y mujeres, oficiales y soldados; las autoridades locales, nacionales e internacionales deben responsabilizarse de informar y combatir estos crímenes. La violación de las mujeres es una estrategia y un arma de guerra”. Nadia Murad, de la etnia yazidí del norte de Iraq, denunció en su discurso el genocidio que había sufrido su pueblo, que pasó de tener 800.000 habitantes a 5000. El ISIS, dijo, lanzó un ataque brutal y sistemático, matando y haciendo esclavos sexuales a mujeres y niños. A ella la amenazaron de muerte si no se convertía y utilizaron este procedimiento como ejemplo de guerra para otras minorías. Nadia es una de las dieciocho galardonadas con el premio de la Paz y la segunda más joven tras Malala Yousafzai.
El premio Nobel de Ciencias Económicas lo consiguieron los estadounidenses William D. NORDHAUS (1941, Albuquerque) “por integrar el cambio climático en el análisis macroeconómico a largo plazo” y Paul M. ROMER (1955, Denver) “por integrar las innovaciones tecnológicas en el análisis macroeconómico a largo plazo”. Ambos investigadores construyeron modelos para explicar las interacciones entre el mercado, la naturaleza y el conocimiento. Aunque no aportaron respuestas definitivas, ayudaron a la comprensión de los problemas. A Nordhaus, profesor de Economía en la Universidad de Yale, debemos el ‘modelo de evaluación integrado’ que describe la relación global entre la economía y el clima mediante las teorías y resultados experimentales de la física, la química y la economía. En su discurso del Nobel dijo: “La gente debe entender la gravedad del problema del cambio climático. Las naciones deben elevar el precio del dióxido de carbono y otras emisiones. Los políticos deben ser globales, no sólo nacionales o locales, trabajando en un ‘club del clima’ para propiciar un cambio tecnológico rápido”. Romer, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York, parió la teoría del ‘crecimiento endógeno’, según la cual las ideas requieren condiciones específicas para prosperar en el mercado. Aunque la innovación tecnológica es el conductor primario del crecimiento económico, su creación depende de las decisiones económicas y de las condiciones del mercado.
El premio Nobel de Fisiología o Medicina se lo concedieron a James P. ALLISON (1948, Texas) y a Tasuku HONJO (1942, Kioto) “por su descubrimiento de la terapia del cáncer por inhibición de la regulación inmunitaria negativa”. Existen muchos métodos para luchar contra el cáncer: desde la quimioterapia, el tratamiento hormonal para el cáncer de próstata o el trasplante de médula para la leucemia hasta la activación del sistema inmunitario. (Aún se utiliza el procedimiento de la infección con bacilo de Koch para activar las defensas en el cáncer de vejiga, como es el caso del que esto escribe). Pero se necesitan desesperadamente nuevas estrategias. Se sabe que hay proteínas que aceleran las células blancas T del sistema inmunitario de la sangre, mientras que otras proteínas actúan como frenos, inhibiendo la activación. Ambas son necesarias: los frenos impiden que no se destruyan células sanas. James Allison, doctor en medicina por la Universidad de Texas en 1973 y profesor en el MD Anderson Cancer Center de dicha universidad, estudió la proteína CTLA-4 del linfocito T, que es un freno, y desarrolló un anticuerpo que podría unirse a la proteína y bloquear su función. Pero ¿podría soltarse y permitir el ataque del sistema inmunológico? Lo probó en ratones y tuvo éxito. También probaron con el melanoma humano él y otros laboratorios. Tasuku Honjo, MD en 1966 y profesor en la Universidad de Kioto, descubrió la PD-1, otra proteína freno de la superficie de las células T, pero que opera con un mecanismo distinto: los anticuerpos inhiben y activan el ataque. La terapia con la PD-1 se muestra más efectiva que la CTLA-4 en los cánceres de pulmón, riñón, linfoma, melanoma e incluso en el cáncer de páncreas; pero dicen que lo mejor es la combinación de ambas estrategias como parece que se ha comprobado en pacientes con cánceres intratables.
La mitad del premio Nobel de Química fue para Frances H. ARNOLD (1956, Pittsburgh, USA) “por la evolución dirigida de enzimas”. La otra mitad del premio la compartieron George P. SMITH (1941, Norwalk, USA) y Sir Gregory P. WINTER (Leicester, UK) “por la expresión de los fagos de péptidos y anticuerpos”. Dicho llanamente, los tres investigadores consiguieron controlar y utilizar la evolución.
Frances Arnold se doctoró en 1985 en Berkeley y es profesora de ingeniería química, bioingeniería y bioquímica en el Instituto de Tecnología de California (CALTECH). En su trabajo, consideró que las proteínas, durante la evolución de la vida, tuvieron que sufrir alteraciones para resolver problemas químicos y adaptarse al ambiente. Así, realizó mutaciones genéticas en bacterias que producían enzimas seleccionadas. En generaciones sucesivas, obtuvo proteínas catalíticas con propiedades especiales. El método no es sino un proceso evolutivo acelerado que se lleva a cabo en semanas de laboratorio contra los millones de años que tardaría en la naturaleza. Se aplicó a bacterias E. Coli con NADPH como cofactor para la obtención de biocombustibles (isobutanol). Frances es la quinta premiada con el Nobel de Química, tras Marie Curie, Irene Joliot-Curie, Dorothy Crowfoot Hodgkin y Ada Yonath.
George Smith se doctoró en 1970 en Harvard y es profesor emérito en la Universidad de Missouri. Inventó el procedimiento de inyectar en bacterias virus modificados para que produjeran proteínas diferentes. Gregory Winter se doctoró en 1976 en Cambridge, UK, es líder de investigación emérito en dicha universidad y fue premio Príncipe de Asturias 2012 de Investigación Científica y Técnica. Siguió el método de Smith para obtener anticuerpos. Ambos utilizaron la ‘expresión de fagos’, que consiste en insertar en un fago filamentoso un gen que codifique la proteína que interese. El fago expresa la proteína y detecta las interacciones con otras proteínas, obteniéndose una librería de proteínas en una selección ‘in vitro’ análoga a la selección natural. Procediendo así, seleccionaban proteínas con propiedades terapéuticas que no tuviesen rechazos inmunológicos. Winter obtuvo anticuerpos monoclonales (grandes proteínas) humanizados porque procedían de ratones, que se emplearon para combatir la esclerosis múltiple simulando un sistema inmune artificial.
La mitad del premio Nobel de Física fue adjudicado a Arthur ASHKIN (1922, Nueva York) “por las pinzas ópticas y su aplicación a sistemas biológicos”. La otra mitad la compartieron Gérard MOUROU (1944, Albertville, Francia) y Donna STRICKLAND (1959, Canadá) “por su método de generar pulsos ópticos ultracortos de alta intensidad”.
Arthur Ashkin se doctoró en 1952 en la Universidad de Cornell y trabajó en los Laboratorios Bell. Con 96 años de edad ha sido el premio Nobel más viejo. Por motivos de salud envió un saludo de agradecimiento e hicieron la ‘lectura’ en su lugar. Hacia 1960 fue codescubridor de la alteración del índice de refracción en los cristales piezoeléctricos, efecto que se emplea en holografía. En 1987, con las pinzas ópticas, un instrumento hecho de luz, dedos de haces de láser con cuya presión de radiación se pueden mover y atrapar partículas, capturó bacterias sin dañarlas y manipuló cromosomas y mitocondrias dentro de la célula viva.
Gerard Mourou, doctorado en 1973 y profesor de la Universidad de Michigan y Donna Strickland, que se doctoró en la Universidad de Rochester en 1989 con una tesis dirigida por Mourou y es profesora de la Universidad de Waterloo, Canadá, lograron obtener los pulsos de láser más cortos e intensos nunca conseguidos. Para ello, en un primer paso, acortaron el tiempo para reducir la potencia del pico; después, lo amplificaron y comprimieron logrando un mayor empaquetamiento en un espacio menor, con lo que la intensidad del pulso aumentó drásticamente. Lo llamaron CPA (amplificación del pulso gorjeado –‘chirp’-) y se emplea por su potencia (unos cien teravatios) y precisión de corte en operaciones oculares. Donna es la tercera mujer de la historia en recibir el premio Nobel de Física, tras Marie Curie y Maria Goepper-Mayer.
Extensiones cuánticas
Tenemos un problema: las leyes cuánticas son válidas para objetos macroscópicos pero inutilizables en la práctica. Un objeto de un centenar de gramos que se mueve a una velocidad de unas decenas de kilómetros por hora lleva asociada una onda cuántica inmedible de la miliquintillonésima parte del metro (¡La constante de Planck es muy pequeña!). Asimismo, las leyes macroscópicas, aplicadas a las partículas atómicas, dan errores muy grandes ¿Dónde acaba el dominio de la cuántica y empieza el de la clásica?
Las funciones de onda de la ecuación de Schrödinger sustituyeron a las órbitas atómicas clásicas; pero dicha ecuación es determinista porque está basada en la mecánica newtoniana y predice cómo será la función de onda en cualquier tiempo futuro. Además, las funciones de onda son casi imposibles de resolver ya que para el caso de sólo dos partículas la ecuación es hexadimensional con las tres coordenadas para cada partícula. Ante las dificultades llega la interpretación de Max Born: La función de onda del electrón es una onda de probabilidad y su cuadrado da la probabilidad de encontrar al electrón. Es posible calcular nubes de probabilidad estacionarias, llamadas orbitales, donde está el electrón.
John Wheeler dice que “los objetos del dominio microscópico carecen de realidad hasta que se observan”. Y Steven Weinberg distingue dos maneras de interpretar la mecánica cuántica: el instrumentalismo, para el que la función de onda es una herramienta para calcular probabilidades, y el realismo, para el que la función de onda describe la realidad. Los instrumentalistas, herederos de la interpretación de Copenhague, dicen que al efectuar la medida de, por ejemplo, el espín de un electrón, se le somete a la acción del mundo macroscópico, esto es, a la acción de los fotones del aparato de iluminación, por lo que la ecuación de Schrödinger gobierna el espín, el aparato de medida y al observador. Para los realistas la función de onda es determinista y en su evolución describe la realidad; según la interpretación de los ‘muchos mundos‘ de Hugh Everett, la función de onda se convierte tras la medida en una superposición de historias coexistentes, un multiverso en el que las probabilidades se obtendrían a partir de la evolución de la función de onda. Ante estas interpretaciones divergentes, Steven Weinberg se pregunta ¿es necesario cambiar la teoría cuántica? No hay dudas sobre cómo aplicarla: predice con exactitud el espectro de los elementos químicos, permite calcular el campo magnético creado por el electrón, hace posible explicar los experimentos de los aceleradores de partículas, etcétera. Pero sí hay dudas sobre cómo interpretarla.
Cuando Schrödinger propuso la paradoja del gato vivo o gato muerto, se interpretó que la función de onda englobaba al operador y que al efectuar la medida la función de onda colapsaba. Pero pronto surgieron otras interpretaciones: la decoherencia, que supone que en el nivel macroscópico desaparecen las interferencias cuánticas, o lo contrario, que hay una conectividad cuántica de lo micro a lo macroscópico, y no sólo eso sino que existe una conectividad universal, una función de onda para todo el universo: cualquier par de objetos que hayan interaccionado alguna vez quedan entrelazados para siempre. Así, la función de onda no colapsa: un gato está vivo en un universo y muerto en otro, ya que el multiverso está constituido por infinitos universos. Todo esto es cháchara para los instrumentalistas. Ellos no son partidarios de lo que llaman fantasías sino de callarse y calcular, de dar vida a la ingente cantidad de instrumentos construidos y de aumentar el acervo de conocimientos contrastables. Weinberg enumera los que están basados en los principios de la Mecánica cuántica: enlaces moleculares, desintegraciones radiactivas, conductividad eléctrica, magnetismo y radiación electromagnética, semiconductividad, superconductividad, enanas blancas, estrellas de neutrones, fuerzas nucleares, partículas elementales y hasta la teoría de cuerdas.
El experimento mental propuesto por Einstein, Podolsky y Rossen (EPR) concluye que un objeto no puede afectar a otro separado de él en un tiempo menor al que tarda la luz en ir de uno al otro. Lo contrario significa que habría acciones instantáneas desarrolladas a velocidad infinita (acciones fantasmales, dijo Einstein). Otros consideran que todo conjunto de electrones adopta un estado entrelazado y no sólo los electrones sino toda clase de partículas e incluso campos electromagnéticos, mientras otros arguyen que en un estado entrelazado, la evolución de las probabilidades durante la medida no puede permitir el envío instantáneo de la información ¿Dónde estamos, envueltos en todo esto? Bohr dixit: “No existe un mundo cuántico, sólo una descripción cuántica abstracta. No describimos cómo es la Naturaleza, decimos lo que podemos decir de ella” ¡Más madera!
La interpretación de Copenhague (de Born y Heisenberg) que elimina el determinismo, es la teoría cuántica aceptada. Einstein se opuso: ”Dios no juega a los dados”. Otros muchos, como Hawking, dicen: “Dios juega a los dados con el Universo. Tampoco Él puede medir con exactitud la posición y la velocidad de una partícula simultáneamente”. Einstein no se conforma e insiste en que se puede deducir la mecánica a partir de una teoría subyacente con variables ocultas ¿Y qué fantasmales variables son éstas? Quizá sean propiedades del espaciotiempo anteriores a la observación que predeterminan los resultados, restaurando así el determinismo propio de las ecuaciones clásicas. La paradoja EPR supone, dicen, una teoría local de variables ocultas, para la que una medida sobre una parte del sistema entrelazado no tiene efectos sobre otras partes del sistema suficientemente alejados. La medida no tiene efectos globales sobre la función de onda. También existe una teoría no local de variables ocultas debida a David Bohm: en el ejemplo de dos electrones entrelazados que se separan en sentidos opuestos, una modificación en uno influye instantáneamente en el otro; como no se transmite información entre ellos, no hay contradicción con la relatividad y la velocidad puede ser superior a la de la luz. Y llegó la desigualdad de Bell: Ninguna teoría local de variables ocultas puede reproducir todos los resultados de la mecánica cuántica. La mecánica de Bohm puede reproducirlos porque es no-local. No obstante, para Bell, la mecánica cuántica es, en el mejor de los casos, incompleta. Y pone el dedo en la llaga, dice: “Esperamos una nueva teoría que pueda referirse a sucesos en un sistema dado sin requerir la observación por otro sistema”.
(El que esto ha escrito, lo ha hecho copiando de muchos sitios, en un intento de obtener un conjunto aproximadamente coherente). Et vale.
La insensatez
¿Conseguirán los físicos matemáticos, ahora que se pueden ver y manipular los átomos individuales, unificar lo cuántico y lo clásico, la incertidumbre con lo determinado, las fluctuaciones cuánticas con la relatividad general, la gravedad con las demás fuerzas de la naturaleza? Hay una teoría M procedente de la teoría de cuerdas, complicadísima, que trabaja en un universo de once dimensiones. Y hubo científicos eminentes como Einstein, Planck, De Broglie y Bohm, que murieron con la esperanza de que el azar en la teoría cuántica desapareciera cuando aumentase el conocimiento sobre las propiedades de las partículas subatómicas.
John Wheeler advertía que utilizar el experimento EPR para postular interconexiones cuánticas entre dos conciencias separadas es puro misticismo, es un disparate. Como lo serían para él las conclusiones metafísicas de la mecánica cuántica que firma Gary Zukav. Pero no se trata sólo de la cuántica; son muchos los que se escudan en el cientifismo, en que la ciencia puede explicarlo todo, para exponer sus insensatas teorías. Martin Gardner da ejemplos en sus libros. Uno de ellos es L.R.Hubbard, fundador de la cienciología y creador de la dianética, la ciencia moderna de la salud mental que establece que las experiencias de la madre gestante pueden impresionar la mente del feto desde el día siguiente a su concepción, sin decir cómo se demuestra esto. Otro es el ruso Velikovsky, para el que un cometa gigante que había pasado dos veces cerca de la Tierra había dividido las aguas del mar Rojo, producido el maná bíblico y formado el planeta Venus. Un tercero sería el médico austriaco William Reich, descubridor de la energía orgónica procedente del espacio exterior, de color azul y responsable de la aurora boreal, del fuego de san Telmo, de las formaciones de nubes, del centelleo de las estrellas, de la coloración azul de las ranas sexualmente excitadas y, cómo no, del azul del cielo. Los orgones pueden absorberlos las personas metiéndose en un acumulador orgónico, una gran caja de madera y metal.
Martin Gardner y Horace F. Judson nos recuerdan en sus libros, citando a los informadores, las faltas cometidas por algunas figuras míticas de la ciencia. Dicen que el monje agustino Gregor Mendel dio unas cifras demasiado buenas de sus experimentos demostrativos de la transmisión hereditaria: parece que colocaba las plantas dudosas en el lado más conveniente para su hipótesis. A Charles Darwin lo califican de seguidor de Lamarck, en el sentido de que creía en la transmisión a los descendientes de los caracteres adquiridos, precisamente en contra de Mendel. Louis Pasteur engañó al principio sobre el método de preparación de la vacuna contra el carbunco. Y Robert Millikan seleccionaba las gotas de aceite portadoras de electrones que daban resultados acordes con sus cálculos de la carga del electrón. De Thomas Alva Edison, el inventor de las mil patentes, dicen que su único invento original fue el fonógrafo, aunque también encontró el mejor material para filamentos de bombilla; mientras tanto fabricaba aparatos para comunicarse con los muertos. Del mismísimo Isaac Newton dicen que corregía los cálculos sobre la velocidad de la Luna para que coincidiesen con la teoría, quizá por que pensaba que era necesario que Dios ajustase periódicamente las trayectorias de los planetas. Por otra parte, Newton creía literalmente en la Biblia y fijó la creación hace 3500 años; negaba , como arriano, la Trinidad y calificaba al Papa de Roma como el auténtico anticristo. A Freud sus detractores lo ponen cual chupa de dómine: lo califican de seudocientífico que no confirma sus conjeturas, que no curaba aunque presumía de ello. Frederick Crews dejó escrito que “Las teorías freudianas de la personalidad y la neurosis son derivadas de precedentes engañosos, de vacuas metáforas pseudofísicas y de una larga concatenación de erradas deducciones que no pueden someterse a revisión empírica, que no pasan de ser castillos en el aire”. Además, aseguran que la teoría de los sueños fue su mayor fallo, ya que el simbolismo es tan flexible que un analista hábil puede interpretar cualquier sueño como mejor le convenga. En consecuencia, actualmente se trata la psicología freudiana en muchos departamentos universitarios como una simple nota histórica de un cierto interés.
Los físicos matemáticos Alan Sokal y Jean Bricmont ponen de manifiesto en su exitoso libro ‘Imposturas Intelectuales’ la falta de honradez intelectual de varios conocidos personajes que se aprovecharon de las dificultades de las gentes con las matemáticas para impregnar sus escritos de una apariencia científicamente exacta. Los autores comienzan estudiando al francés Jacques Lacan (1901-1981), médico de Picasso y amigo de André Breton, del que opinan que sus aplicaciones de la topología son fantasiosas, ya que utiliza analogías sin sentido entre el psicoanálisis y las matemáticas. Mucho más dura es la crítica de Noam Chomsky, el gran lapidador: “Lacan era un charlatán…trataba de jugar con la comunidad parisina para ver cuántos disparates podía decir sin que dejaran de tomarle en serio”. No obstante, su influencia traspasó fronteras: en España, el psiquiatra afrancesado Luis Vicente Mira Pascual (1947-2014), primo de quien esto escribe, fue su traductor y presidente de la Asociación de Psicoanálisis del Campo Lacaniano. De Julia Kristeva, filósofa psicoanalista francesa nacida en Bulgaria en 1941, dicen que sus aplicaciones al psicoanálisis de la topología y del análisis matemático tienen más sentido que las de Lacan, pero le superan en superficialidad; tampoco son pertinentes con respecto a la lingüística, a la crítica literaria, o a la filosofía política como ella pretende lograr. Con respecto a la filósofa feminista francesa de origen belga (y apellido vasco) Luce Irigaray opinan que demuestra un conocimiento superficial de los temas científicos que roza. Adjudica la mecánica de fluidos turbulentos (problema matemático irresoluble) a los hombres y la fluidez a las mujeres, cayendo en un tópico sexista. Del antropólogo francés Bruno Latour, nacido en 1947, dicen que pese a no comprender la relatividad especial, intenta demostrar que es social de principio a fin. Al sociólogo posmoderno francés (1929-2007) Jean Baudrillard lo critican por emplear “metáforas tomadas de la física y las matemáticas, usando términos científicos sin ningún miramiento por su significado y situándolos en contextos en los que son irrelevantes”. De Felix Guttari (1930-1992), otro psicoanalista francés, pero antipsiquiatra, dicen que su terminología seudocientífica es ininteligible. Al famoso Regis Debray, nacido en Francia en 1940, discípulo del filósofo marxista Louis Althusser y amigo de Fidel Castro y el Che Guevara, le critican que extrapole arbitrariamente el teorema de Gödel para aplicarlo a los ámbitos político y social. ¿Sería el filósofo francés Henri Bergson (1859-1941), premio Nobel de Literatura en 1927, el maestro responsable de la afición matemática de todos los psicofilósofos perseguidos por Sokal y Bricmont? Así se explicaría que un conjunto de intelectuales ¡franceses! de aproximadamente la misma generación usasen las matemáticas un tanto a la ligera, ya que del supuesto maestro dicen que no entendía la relatividad y hacía suposiciones erróneas que contradecían los resultados empíricos de la teoría. Esta afirmación está avalada por Bertrand Russell, que escribió: (Bergson hace) “numerosas alusiones a las matemáticas y a la ciencia…en lo que se refiere a las matemáticas, el autor ha preferido deliberadamente los errores tradicionales de interpretación a las visiones más modernas que han predominado entre los matemáticos durante los últimos ochenta años”. Con esta opinión parece clarificarse el asunto: todos ellos, el maestro y los demás, apostaron por lo espectacular, por lo epatante ¿Muy francés?