¿Sociedad en crisis?
¡Manifestaciones populares violentas con llamamientos y coordinación digital! En Ecuador, por la carestía del combustible. En Chile, por la carestía del metro y por la desigualdad. En Hong Kong, con paraguas por la democracia. En Francia, huelgas con chalecos amarillos. En Cataluña, mil contenedores urbanos quemados por la independencia.
¡Nacionalismos y estados de guerra! Golpe de Estado en Bolivia contra el presidente Evo Morales, que huye a México y luego a Argentina. En Venezuela sigue el golpe de Guaidó contra Maduro. En Iraq, guerra, manifestaciones y muchos muertos. En Afganistán se producen más muertes que en la guerra abierta de Siria. Nacionalismos excluyentes en Brasil, Turquía, India, Hungría y Cataluña. El gobierno chino segrega y persigue a los musulmanes iugures. Todos en la órbita del presidente (¿emperador?) Trump, quien apoya a Netanyahu en su contra al reconocimiento de los Estados palestino e israelí y, en colaboración con el presidente (¿dictador?) Putin, favorece el Brexit y pretende el desmantelamiento de la Unión Europea.
En España: El cadáver de Franco es evacuado de su Valle de los Caídos. Convocadas dos elecciones generales en abril y noviembre: en la segunda ocasión, los dos partidos de izquierdas se coaligan y forman un gobierno apoyado por los partidos independentistas, algo que pudieron hacer en abril, cuando tenían más votos ¡Lástima de políticos! ¿No estarían mejor trabajando en la carretera? Tiene lugar el juicio a los líderes independentistas catalanes no fugitivos: se les condena a penas entre nueve y trece años de cárcel por sedición y malversación, no por rebelión. En Madrid se celebra la cumbre del clima,a la que no asisten los mayores contaminadores: EEUU, China e India, por lo que no pudo tener resultados verdaderamente positivos. Ángela Merkel declaró que el actual cambio climático lo está produciendo la Humanidad (¿Lo oiría Trump, que niega la existencia de tal cambio?) Tras los juicios de las ‘manadas’ violadoras, se produce una huelga feminista que sirvió de ejemplo mundial.
Ciencia
Margarita Salas, bioquímica, falleció en Madrid a los ochenta años de edad. Ella y su marido, Eladio Viñuela, compañero de curso, fueron discípulos de Sols y asistentes de Severo Ochoa en EEUU. De vuelta a España prosiguieron sus investigaciones y esfuerzos para la creación del Centro de Biología Molecular. Fallecido Eladio en 1999, Margarita prosiguió con los estudios sobre genética, que plasmó en publicaciones y patentes, creando escuela y alcanzando posiciones destacadas en la ciencia española actual. El que esto escribe recuerda a Margarita y a su hermana Marisa de aquellos años de la ahora llamada Universidad Complutense.
Eduardo Punset, licenciado en Derecho y en Económicas, falleció en Barcelona a los ochenta y dos años de edad. Fue comunista en principio, consejero de Economía con Tarradellas, ministro con Adolfo Suárez y diputado en las Cortes y en el Parlamento Europeo. Escribió obras de divulgación científica y como presentador del programa de televisión ‘Redes’entrevistó a numerosas figuras estelares de la ciencia, tales como Susskind, Tegmark, Dawkins, Margulis…
En el 2019 también fallecieron: El sudafricano Sydney Brenner, de noventa y dos años de edad, premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2002, biólogo molecular que trbajó en la genética del desarrollo utilizando el nemátodo C. Elegans de un milímetro de longitud. El estadounidense Murray Gel-Mann, de ochenta y nueve años, premio Nobel de Física en 1969, considerado el padre de la cromodinámica cuántica que bautizó a las más escondidas partículas elementales con el nombre de quarks. El bioquímico estadounidense Kary Mullis, de setenta y cuatro años, premio Nobel de Química en 1993, inventor de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) que supuso una revolución en la obtención de copias y en el estudio de fragmentos de ADN.
Karen Uhlenbeck está felizmente viva a sus setenta y siete años, fecha en la que la Academia Noruega le ha concedido el premio Abel de matemáticas por su trabajo sobre superficies mínimas en burbujas de jabón empleando derivadas parciales geométricas, un esotérico tema que tiene aplicación en estudios topológicos de varias dimensiones. El feminismo sigue adelante.
También avanza la bioquímica. Con las tijeras moleculares ‘crisper’ se pueden mejorar cultivos, dotando a las plantas de nuevas defensas y propiedades alimenticias, mejoras que rechazan muchas personas por miedo a la trascendencia de las modificaciones genéticas, algo que no ha sido demostrado en ningún caso. Norman Borlaug, ingeniero agrónomo y genetista, premio Nobel de la Paz en 1970, apoyado por otros cien premiados, dijo que «los ecologistas rechazan los transgénicos porque tienen la panza llena». Una polémica de mayor calado es la relativa a la modificación genética de embriones humanos: el bioquímico chino He Jiankui cambió el gen receptor del virus del sida (VIH) a una pareja de gemelas, esta operación no curó de nada a las niñas, las protege de la enfermedad, pero parece ser que tienen otras mutaciones indeseadas que heredarán sus descendientes. La operación ha tenido también consecuencias para He: tres años de cárcel y multa millonaria. Pero, ¿aumentarán la investigación y las intervenciones? El químico californiano David Liu, de origen taiwanés, anunció un nuevo procedimiento para editar genomas con una variante en la proteína de las tijeras ‘crisper’ con las que dice evitar mutaciones y con las que espera conseguir la corrección de más expresiones de enfermedades. Por otra parte, el biólogo hellinense Izpisúa ha creado embriones artificiales llamados ‘blastoides’ a partir de células de la oreja de ratón: los emplea para investigar sobre enfermedades y fármacos y, en un futuro, para obtener ‘organoides’ para trasplantes. Con este procedimiento evita el empleo y destrucción de embriones naturales, sean humanos o no.
Nuevos pasos en el conocimiento del cosmos. Por vez primera ha sido fotografiado el brillo del horizonte de sucesos de un agujero negro y su sombra: está en la galaxia Messier 87, a 55 millones de años luz de la Tierra. Lo ha detectado una red de ocho radiotelescopios sincronizados: se trata de un monstruo seis mil quinientas veces más masivo que el Sol. Además, el detector LIGO ha medido la fusión de dos estrellas de neutrones en un agujero negro. Por otra parte, China ha logrado que un satélite, robot incluido, aluni e en el cráter Aitken de la cara oculta de la Luna. Según los astrónomos chinos, el impacto que creó el cráter fue tan fuerte que en su superficie hay materiales aflorados del manto lunar. No obstante a estos y otros avances, la ignorancia sobre el cosmos sigue siendo impensable. Existe un proyecto de construcción de un colisionador de protones de cien kilómetros de circunferencia conectado con el LHC (de veintisiete kilómetros y siete veces menos potente) que estaría completado hacia el año 2040. De él e espera que proporcione datos sobre la composición de la materia (¿nuevas partículas elementales?) y de la materia oscura.
Premios Nobel
El premio Nobel de Física 2019 fue adjudicado a tres investigadores «por sus contribuciones a la comprensión a la evolución del Universo y a la situación de la Tierra en el cosmos». La mitad del premio le correspondió a James Pleebes (Winnipeg, Canadá, 1935) «por sus descubrimientos teóricos en cosmología», y la otra mitad se la repartieron entre Michel Mayor (Lausana, Suiza, 1942) y Didier Queloz (Ginebra, Suiza, 1966) «por el descubrimiento de un exoplaneta que orbita alrededor de una estrella del tipo del Sol». El profesor Peebles, cosmólogo teórico que detenta la cátedra ‘Albert Einstein’ de la Universidad de Princeton, predijo la radiación del fondo de microondas y explicó teóricamente la evolución del Universo, partiendo de un Big Bang extremadamente caliente y llegando a un estado actual con sólo un 5 % de materia visible y un 95 % de las desconocidas materia y energía oscuras. Los profesores Mayor y Queloz, de la Universidad de Ginebra, descubrieron, en 1995, el primer planeta situado fuera del sistema solar nombrado 51 Pegasi b, similar a Júpiter. Después de ellos, y con ellos, la revolución: se han descubierto unos 3700 exoplanetas, algunos de características similares a la Tierra pero que orbitan alrededor de enanas rojas y no de estrellas del tipo Sol. El telescopio Kepler ha confirmado que muchos de estos planetas están situados a menos de veinte años luz del sistema solar; por ejemplo, los planetas b y c de la enana roja Teegarden, situada a unos 12 años luz de nosotros, están ubicados en la zona habitable y pueden tener agua. Los astrónomos quieren más. El satélite TESS de la NASA y el CHEOPS de la ESA, dirigido por Queloz, sustituirán al Kepler y se dedicarán a la búsqueda de planetas habitables utilizando métodos de medida de la composición de la atmósfera.
El premio Nobel de Fisiología o Medicina 2019 lo compartieron William Kaelin (Nueva York, 1957) oncólogo, investigador del Howard Hughes Medical Institute, Sir Peter Ratcliffe (Lancanshire, RU, 1954) nefrólogo, catedrático de la Universidad de Oxford, y Gregg Semenza (Nueva York, 1956) catedrático de la Universidad John Hopkins «por sus descubrimientos sobre cómo las células sienten y se adaptan a la disponibilidad de oxígeno». El oxígeno es necesario para transformar el alimento en energía, pero cómo se adaptan las células a los cambios de los niveles de oxígeno? Otto Warburg (premio Nobel 1931) reveló que la conversión de los alimentos en energía era un proceso enzimático y Corneille (Heymans (Nobel 1938) demostró que el cuerpo carotídeo (glomus, adyacente a las arterias carótidas) está formado por células que detectan el nivel de oxígeno y regulan, en comunicación con el cerebro, la velocidad de la respiración. También se supo que la hormona EPO (eritropoietina) aumenta en concentración como respuesta a la hipoxia (déficit de oxígeno) con lo que se incrementa la producción de células rojas. Después, Semenza y Ratcliffe demostraron que el mecanismo de regulación de EPO era general para muchos tipos de células, no sólo para las del riñón, que es donde normalmente se produce la hormona. Para ello, identificaron los genes que codificaban a los factores de transcripción HIF (factor inducible por hipoxia) y ARNt (ácido ribonucleico de transferencia) y establecieron que, cuando los niveles de oxígeno son bajos, se protege al HIF de la degradación acumulándolo en el núcleo celular, donde se asocia al ARNt y se une a la secuencia específica del ADN en el lugar donde están los genes reguladores de la hipoxia. Por el contrario, cuando los niveles de oxígeno son normales, el HIF es degradado en el proteosoma con la ayuda del oxígeno, que forma grupos OH en el HIF marcado con ubiquitina. Kaelin demostró que el síndrome hereditario del riesgo a contraer algunos tipos de cáncer se debe a la escsez del gen VHL. Este gen es parte de un complejo que marca proteínas con ubiquitina para su degradación en el proteosoma: el VHL interactúa con el HIF para su degradación a niveles normales de oxígeno. El mecanismo de la regulación de oxígeno establecido por los tres premiados es de gran importancia en fisiología, tanto en el metabolismo como en la respuesta inmune o en la capacidad de adaptarse al ejercicio físico. Por ejemplo, clarifica cómo se adapta el metabolismo celular a las bajas concentraciones de oxígeno en el ejercicio muscular intenso. En los tumores, se encarga de que se estimule la formación de vasos sanguíneos, con la consiguiente proliferación de células cancerígenas; se están investigando medicamentos para paliar este problema.
El premio Nobel de Química 2019 lo compartieron John Goodenough (Jena, Alemania, 1922) de la Universidad de Texas en Austin, M. Stanley Whittingham (Nottingham, RU, 1941) profesor de la Universidad de Binghamton en Nueva York, y Akira Yoshino (Suita, Japón, 1948) profesor de la Universidad de Meiio en Nagoya «por el desarrollo de las baterías de ion litio». En 1970, durante la crisis del petróleo, Whittingham construyó una batería con un electrodo de disulfuro de titanio, un material con huecos moleculares en los que se pueden intercalar iones litio, y el otro electrodo lo hizo con litio metálico: obtuvo dos voltios, pero también explosiones debidas a la reactividad del litio. En 1980, Goodenough, sustituyendo el disulfuro por óxido de cobalto con iones litio obtuvo 4 voltios. En 1985, Yoshino fabricó la primera batería utilizable: intercaló iones litio en coque de petróleo, un producto del craqueo, y obtuvo una batería de 4 voltios que podía recargarse cientos de veces sin deteriorarse; no la comercializaron hasta 1991. Hoy en día están a la venta muchos modelos de baterías de iones litio de las que se exponen sus prestaciones pero no sus tripas. En general, no se basan en reacciones químicas, sino en iones litio que fluyen entre electrodos. Son ligeras, recargables y potentes y se emplean en teléfonos móviles, computadoras portátiles y vehículos eléctricos, pueden almacenar cantidades significativas de energías solar y eólica y hacer posible una sociedad libre de combustibles fósiles.
El premio Nobel de Literatura 2018, que quedó vacante por causas ‘administrativas’ anteriormente descritas, se le asignó a Olga Tokarczuk (Polonia, 1962) «por su imaginación para narrar con pasión enciclopédica el traspaso de límites como forma d vida». Una de sus novelas, que está traducida al español con el título ‘Sobre los Huesos de los Muertos’ relata, con formato de novela negra, el descubrimiento de cadáveres de cazadores ¿producto de la venganza de los animales?
El premio Nobel de Literatura 2019 le correspondió a Peter Handke (Austria, 1942) «por un influyente trabajo que, con ingenuidad lingüística, explora la periferia y la especificidad de la experiencia humana». Handke defendió a Serbia en la guerra contra Bosnia y se mostró en contra del bombardeo a que fue sometida por la OTAN para evitar la invasión de Kosovo. Tras al guerra, se mostró partidario de Milosevic, encarcelado en La Haya acusado del genocidio de militares bosnios en Srebrenica. Escritores y organizaciones internacionales lamentaron la concesión y pidieron que le fuese retirado el premio.
El premio Nobel de la Paz 2019 le fue concedido al primer ministro etíope Abiy Ahmed Ali, nacido en 1976, «por sus esfuerzos para lograr la paz y la cooperación internacional, y en particular por su determinante iniciativa para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea». De religión protestante, ingeniero informático y teniente coronel del ejército, liberó presos políticos, favoreció el retorno de exiliados, abolió el estado de emergencia en un país con fuertes divisiones étnicas, legalizó grupos opositores y nombró mujeres ministras. Una revolución democrática. El Comité del Nobel cree que Ahmed Ali merece reconocimiento y necesita apoyo.
El premio Nobel de Ciencias Económicas 2019 lo compartieron Abhijit Banerjee (India, 1961) profesor de economía en el MIT de Cambrige, EEUU, Esther Duflo (París,1972) también profesora en el MIT, y Michael Kremer (Nueva York, 1964) profesor de la Universidad de Harvard «por su intento experimental de aliviar la pobreza global». Estimaron que la mitad de los niños del mundo dejan la escuela sin tener suficientes conocimientos literarios y numéricos, y que millones de niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haberse curado con tratamientos baratos. En consecuencia, los premiados se dedicaron a problemas sencillos y precisos con experimentos específicos en escenarios tales como India o Kenia. Los objetivos: preservar la salud infantil con vacunaciones y mejorar los resultados escolares.
¿Futuro?
¿Es la crisis de la sociedad la crisis de la democracia? ¿Es la crisis de la democracia la crisis del capitalismo liberal? De acuerdo con la teoría de Adam Smith, los beneficios deben reinvertirse para aumentar la producción, lo que conduciría, hoy lo sabemos, al colapso ecológico. Pero si buena parte de los beneficios van a engrosar los capitales privados, la distancia entre pobres y ricos se hace enorme: dicen que en nuestros días «las cien personas más ricas poseen más que los cuatro mil millones más pobres». Este es el caos económico que trató de evitar el comunismo con la planificación; no lo consiguió, pero nos legó los servicios públicos de la sanidad y la educación.
El último acelerón de la Ciencia y la Tecnología llegó con los algoritmos y la inteligencia artificial (IA). Según una definición refundida, «un algoritmo es un conjunto de reglas que, aplicado sistemáticamente a unos datos de entrada apropiados, resuelven un problema, realizan un cómputo, procesan datos o llevan a cabo tareas o actividades en un número finito de pasos». El algoritmo puede ser una función matemática que transforme los datos de un problema (entrada) en los datos de una solución (salida). Los datos se representan como secuencias de bits, que son números del sistema decimal traducidos al sistema binario (por ejemplo, el número cinco se representa por 101 y el 13 por 1101). Así, el algoritmo ajusta los datos a una función, si la función puede computarse se dice que es calculable.
Las máquinas computadoras, utilizando algoritmos, constituyen sistemas IA que pueden resolver problemas particulares y que incluso son capaces de superar el test de Turing, esto es, ser indistinguibles de los humanos. La IA ha entrado en la vida social como un huracán reformador. En la sanidad se ha mostrado capaz de sustituir, e incluso mejorar, el diagnóstico de las enfermedades y la dispensa de fármacos, pero no puede, todavía, hacer la labor de las asistencias sanitarias. En la educación, con la IA es posible atender las necesidades individuales de los alumnos y, en la enseñanza, es posible cursar carreras con una mínima atención presencial. En las fábricas, los robots industriales con IA automatizan los procesos de fabricación. En las finanzas, la IBM Watson, dicen, «realiza gran parte de las operaciones de Wall Street». Y por ahí circulan automóviles sin conductor. Otros sistemas con algoritmos de aprendizaje automático son capaces de derrotar a Deep Purple, la máquina que venció al campeón del mundo de ajedrez, Garri Kaspárov.
Todas las aplicaciones de la IA mencionadas, y otras más, y con mayor efecto si se añade la capacidad de impresión 3D, implican la eliminación masiva de empleos, una debacle global de la sociedad con la aparición de una clase inútil y prescindible. No obstante, es de esperar la creación de nuevos empleos como la de servidores de las máquinas y, sobre todo, los derivados de las creaciones originales de los científicos y tecnólogos. Si estas opciones no bastan, habrá que procurar a los ociosos una vida como la de los jubilados españoles: un salario suficiente, ver obras y deportes, cuidar familiares necesitados o escribir blogs como este ¡Y cuidémonos de la dictadura digital y de las ciberguerras!