En este apartado del blog se exponen las citas y anotaciones de las obras de algunos grandes escritores. Los autores aparecen agrupados por afinidades o en solitario en 33 apartados. Fundamentalmente se exponen citas de sus obras que me han parecido luminosas.
KEROUAC
Jean Louis ‘Jack’ Kerouac, de origen canadiense y francófono, nació en 1922 y aprendió inglés como segunda lengua; dio nombre al movimiento beat que se desarrolló en San Francisco, Venice y Greenwich Village neoyorquino. Los beatniks, los ‘acabados’, los beatíficos, eran los alienados de la ‘cuadriculada’ sociedad. Jack, al que no admitieron en la marina durante la Segunda Guerra Mundial por su personalidad esquizoide, escribió su obra más celebrada e influyente, ‘En la carretera’, en tres semanas y en papel continuo de ordenador. La novela narra una serie de viajes frenéticos por Estados Unidos y México junto a otros jóvenes que aman la vida, el sexo, el jazz, las drogas y el misticismo zen, y que desprecian los mapas de carreteras, los horarios y todos los recursos burocráticos e industriales de la sociedad. La cuestión es: «¿Van ustedes a algún sitio, muchachos, o simplemente van?» Jack confiesa acerca del arte de escribir que «lo único que sé es que hay que aferrarse a ello como un toxicómano a la droga, sin inhibiciones literarias ni miedos gramaticales». A uno de sus colegas «llegó marihuana mal curada, fumó de aquello con exceso…y al tercer día comenzaron sus horribles pesadillas, espantosas y verdes». Desde luego, «jamás se imaginarán nuestros hijos la locura y el tumulto harapiento de nuestras vidas reales». Porque sabemos de «la alegría definitiva al hablar animadamente de nuestras nuestras innumerables particularidades angélicas». Pero los demás «necesitan preocuparse y traicionan al tiempo con falsas ausencias, es decir, serán infelices».
Kerouac, que era católico a pesar del budismo, se apartó de los beats que había creado y se fue a vivir a Florida con su familia, donde murió de cirrosis a los cuarenta y siete años de edad.
GINSBERG
Allen Ginsberg, judío católico nacido en 1926, fue el poeta más influyente y decisivo del movimiento beat, el que despertó conciencias lanzando un ‘Aullido’: «He visto a los más grandes de mi generación destruidos por la locura, hambrientos, desnudos, histéricos, arrastrándose por las calles de los negros en la madrugada, buscando un pico rabioso…/…que fueron expulsados de las academias por locura y por publicar odas obscenas en las ventanas del cerebro…/…con sueño, con drogas, con pesadillas conscientes, con alcohol y pollas y huevos sin fin».
Y se confiesa a América: «¿Cuándo serás digna de tu millón de trotskistas? Yo fui comunista cuando era niño y no me arrepiento, fumo marihuana cada vez que puedo…/…nos hace trabajar dieciséis horas al día…/…estoy poniendo mi hombro marlcón a la rueda. Pero…El peso del mundo es amor./ Bajo la carga de soledad, bajo la carga de insatisfacciones, el peso, el peso que acarreamos es amor».
FERLINGHETTI
Lawrence Ferlinghetti, el ítalo-francés neoyorquino, dedicó a Jack ‘He’: «Él es uno de los profetas regresados…y es el ojo loco de la cuarta persona del singular de la que nadie habla/ y él es la voz dela cuarta persona del singular de la que nadie habla».
BURROUGHS
William S. Burroughs, nacido en 1914, considerado por los beatniks como su maestro, tenía el mismo nombre que su abuelo, el inventor de la máquina sumadora origen de IBM. De niño, el psicoanálisis le calificó de perfecto destructivo. Se cortó una falange para no ir al ejército y fue internado como esquizofrénico. Era un gran aficionado a los ejercicios de puntería: en México, jugando a Guillermo Tell, mató a su mujer de un tiro. En su novela ‘Yonqui’ (1953) defiende su drogadicción: «Por lo menos es necesario pincharse dos veces al día durante tres meses para adquirir el hábito». «Creo que tengo mejor salud en la actualidad como resultado de utilizar la droga intermitentemente, de la que tendría si nunca hubiese sido un adicto…estuve en un estado continuo de contracción y crecimiento». «Si las burbujas de aire mataran, no habría ningún yonqui vivo». «La hierba no es adictiva, menos que el tabaco; muchos aseguran que aumenta el apetito y tonifica el organismo».
La novela ‘El almuerzo desnudo’ (1959) es ensalzada por Norman Mailer, quien opina que «Burroughs es el único norteamericano vivo que posiblemente esté poseído por el genio». La obra fue prohibida por pornográfica. Está escrita en una prosa errática, sin continuidad, en una mezcolanza de pesadillas y humor negro. El libro incluye, al final, ‘una carta de un adicto a las drogas peligrosas’ publicada en The British Journal of Addiction, donde se exponen los siguientes datos subjetivos: «No hay mucha diferencia en el modo en que se administre la droga (fumada, esnifada, inyectada, tomada oral o analmente), al final el resultado es el mismo: adicción». «Las curas de reducción lente o de sueño son inútiles». «Si un alcohólico se hace morfinómano, la morfina desplaza completamente al alcohol». «La metadona resulta completamente satisfactoria para el adicto. Es un excelente analgésico y, por lo menos, tan adictiva como la morfina. Cualquier opiáceo que elimine el dolor crea hábito, y cuanto más efectivamente quite el dolor, mayor hábito crea». «El clorhidrato de morfina (apomorfina) es el mejor método para tratar la carencia. Elimina los calambres y los estados convulsivos y maníacos». «La cocaína es la droga más estimulante, pero sólo si se inyecta. Es difícil de aceptar que un estimulante del cerebro frontal pueda llegar a ser adictivo. La adicción parece ser monopolio exclusivo de los sedantes. El uso continuado de la cocaína ocasiona nerviosismo, depresión, y a veces psicosis con alucinaciones paranoicas».
Burroughs basó su progreso posterior como escritor en el ‘método del plegado’. Consiste en colocar en paralelo y verticalmente dos páginas plegadas (por ejemplo, una de Rimbaud y otra de Saint- John Perse): de estas dos páginas surge un gran número de combinaciones que sugieren al escritor incalculables raras imágenes. Así escribió ‘Nova Express’: no se entiende nada.