DÜRRENMATT
El escritor suizo Friedrich Dürrenmatt (1921 – 1990), reputado autor teatral cuya obra considerada como la más importante es ‘Los físicos’, una comedia negra que se desarrolla en un manicomio en el que vive un genio de nombre Möbius (en memoria del matemático alemán inventor de la superficie que lleva su nombre e impulsor de la topología y de la geometría proyectiva) creador de la teoría del campo uniforme, ¡la teoría del todo!, y del sistema de todos los inventos posibles. Dice el protagonista: «Si mis investigaciones cayeran en manos de los hombres… se encaminarían a su fin… Nuestra ciencia se ha vuelto terrible, nuestros descubrimientos, mortales». «Solo en el manicomio podemos seguir pensando. Danos la fuerza necesaria para guardar celosamente, bajo las apariencias de locura, el secreto de nuestra ciencia». Ya que «el contenido de la física concierne a los físicos, sus repercusiones, a todos los hombres».
Dürrenmatt escribió varias novelas policíacas de notable éxito, porque para él «solo se necesita que el detective tenga razón y que capture al asesino, y ya tenemos la más hermosa novela o guion de cine». No obstante, en ‘La promesa’ hace que el inteligente detective, que intuye la verdadera solución del caso, acabe fracasado y arruinado mientras el asesino es descubierto después de muerto por la confesión de su viuda. Pero el autor, en la misma novela, propone otro final (que es el de una de las versiones cinematográficas): El asesino cae en la trampa (‘El cebo’, una niña), lucha, hiere al detective y es capturado.
En todas sus novelas negras, Dürrenmatt, gran maestro del género, envía fuertes cargas de profundidad. En ‘El encargo’ estudia «el observar del observador de los observados», intercalando que «el hombre observa la naturaleza como nunca lo había hecho antes, inventando, para observarla, instrumentos cada vez más ingeniosos… hasta descubrir que los rayos electromagnéticos son masa irradiada, y la masa, radiación electromagnética congelada». En ‘La sospecha’ vuelve al tema: «Creo en la materia, que es a la vez energía y masa… que es tangible en forma de animal, planta o carbón, e intangible como átomo; que no necesita Dios ni ninguna otra invención parecida».
La preocupación de Dürrenmatt por la administración de justicia se extiende a lo largo de toda su obra. Así, en ‘La Sospecha’, el comisario Hans Bärlach, protagonista de varias novelas, persigue desde su lecho de muerte a un criminal médico del campo de exterminio nazi de Stutthof porque «los grandes sinvergüenzas andan sueltos y a los pequeños los encierran. Demasiado menudeo, demasiado olisqueo, mientras la caza mayor… acaba siempre bajo protección estatal». Y un judío maltratado por el tal médico confiesa: «A los internados en algún campo de exterminio como Auschwitz, Lublin, Maidanek, Natzweiler o Stutthof solo nos hacía esperar ser trasladados a lugares tan agradables como Buchenwald o Dasau, donde aún subsistía una mínima esperanza de salvarse por obra de algún azar inverosímil». Afirma que la frase «la ley es la ley, es una mentira». «Cuando decimos ley, queremos decir poder. La ley es el vicio, la riqueza, los cañones, los trusts, los partidos». Su última novela, ‘Justicia’, trata del autor de un crimen evidente y sin móvil que es finalmente absuelto, debido a que «un juez tiene tan poca necesidad de ser justo como el Papa de ser creyente».