POUND
Ezra Pound nació en Idaho en 1885 y murió en Venecia en 1972. Fue un poeta difícil, muchas veces incomprensible, un políglota con conocimientos en latín, griego, francés, italiano, alemán, español, provenzal, anglosajón y, naturalmente, en literatura y gramática inglesa. Ejerció como profesor de lenguas romances antes de marchar a Europa en 1908. En Inglaterra, donde vivió el éxito de sus libros, se hizo amigo y secretario de W.B. Yeast y actuó como maestro, asesor crítico, promotor y propagandista de autores noveles: nada menos que James Joyce, T.S. Eliot y Ernest Hemingway entre otros, lo que le valió la posterior denominación de poeta de poetas. Se relacionó con Thomas Hardy, Henry James y, en París, con Jean Cocteau, Tristan Tzara y Louis Aragon. Pound organizó el movimiento jmaginista, explicando que «una imagen es aquella que presenta un complejo intelectual y emocional en un instante, ese crecimiento súbito que experimentamos en presencia de las obras de arte más grandes». «La imagen no es una idea, es un vórtice, del cual, y a través del cual, y hacia el cual, las ideas se abalanzan continuamente». Como en chino cada palabra es una imagen, un ideograma, hizo traducciones del chino ¡sin saberlo!, y las plasmó en su obra ‘Cathay’ (¿Le debe algo William Burroughs por esta idea?). Para componer alguno de sus poemas actuó siempre como ‘traductor traidor’ tanto del chino como del latín o del provenzal, interpretando lo que le daba la gana y plasmándolo en sus obras: ‘Personae’, ‘Propercius’, ‘Mauberley’ o los ‘Cantos’. Estos últimos llenaron su vida desde 1915 hasta 1955 y fueron recogidos en gruesos volúmenes en 1970.
De su mujer, Dorothy Shakespeare, y de su amante, la violinista Olga Rudge, tuvo un hijo y una hija, ambos dados en adopción a los abuelos y a unos campesinos, respectivamente. Durante la Segunda Guerra Mundial, que vivió en Italia, hizo emisiones de radio de apoyo al fascismo y contra Estados Unidos, su país, lo cual le valió ser dado por loco (¿lo fingió para salvarse de la ejecución por traidor?) y recluido en un centro sanitario desde 1946 hasta 1958. Durante el internamiento le permitieron recibir visitas (su mujer, Dorothy, los poetas Eliot y W.C. Williams…) y lo liberaron con la condición de que abandonase el país. Residió en Italia hasta su muerte en un evidente declive físico y mental, asistido por su amante Olga.
Dedicó versos a personajes: «Oh, artera Muerte llena de amargura / bien Te puedes jactar de que el mejor caballero / que jamás pueblo hubo nos has arrebatado». (A Henry Plantagenet, hermano de Corazón de León).
A Nueva York: «Mi ciudad, mi amada, / eres una doncella sin pechos. / Eres esbelta como un junco de plata.»
En una estación de metro: «La aparición de estas caras en la multitud / pétalos sobre una mojada, negra rama.»
En la buhardilla: «Ven, apiadémonos de los que están mejor que nosotros. / Ven, amigo, y recuerda que los ricos tienen mayordomos y no amigos, / y nosotros tenemos amigos y no mayordomos.»
Al alba: «Tan fresca como las pálidas hojas mojadas / del lirio del valle / ella yacía a mi lado en la aurora.»
¿Le debe algo la generación beat? «Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones, / prestadme un pequeño estanco, / o establecedme en cualquier profesión / salvo esta maldita profesión de escribir / en la que se necesita el cerebro todo el tiempo.»
Posguerra: «Allí murió una miríada, / y entre ellos los mejores, / por una puta vieja sin dientes, / por una civilización chapucera.»
BRODSKY
El premio Nobel de literatura de 1987 le correspondió al poeta ruso estadounidense Joseph Brodsky, nacido en 1940 en Leningrado (San Petersburgo) de familia judía (aunque en sus poemas, con muchos versos dedicados a la Navidad y a Dios, da muestras de creencias cristianas). Acusado de parásito social, fue sentenciado, cuando tenía veinticuatro, a cinco años de trabajos forzados de los que solo cumplió uno, merced a las protestas de varios literatos soviéticos. Un año antes había escrito el que está considerado el mejor de sus poemas: ‘Elegía por John Donne’ (Este poeta inglés nació y murió en Londres entre 1572 y 1631. Escribió poesía secular hasta su ordenación en 1615 y poesía religiosa hasta su fallecimiento. Desde 1621 ejerció como dean de la catedral de San Pablo donde fueron famosos sus sermones):
«John Donne se ha dormido, como todo el lugar… / John Donne se ha dormido. Y el mar con él… / duermen ríos, bosques y montes; / fieras y aves, el mundo muerto, los seres vivos. / Solo la nieve blanca cae del cielo en la noche… / Se ha dormido Dios. La tierra ahora le es ajena… / Mas, ¡ay! Tú oyes: allá en la fría noche, / hay alguien que llora, que susurra asustado… / Soy yo, John Donne, tu alma… / Aquí estoy, sola, penando en las cimas celestes… / No soy yo quien solloza, lloras tú, John Donne… / ¿quién compartirá con nosotros la muerte?»
Josif Brodski es un poeta preocupado por la rima, la métrica y la filosofía. (Su traductor, pendiente de la rima, hace ripios y obtiene pérdidas de significado lamentables).
«¡Detente instante! No eres maravilloso / sino irrepetible. Eres feliz y, sin embargo, a pesar de todo / aún sigues con vida.»
«En el país de los sin bocado / las miradas tienen hambre.»
«La poesía, según parece, consiste / en la ausencia de fronteras claras.»
«He conocido a tres grandes poetas. / Y los tres eran unos hijos de puta.»
«No hay causas en el mundo, / tan solo efectos. Los hombres son sus víctimas.»
Joseph Brodsky se exilió en 1972 y se nacionalizó estadounidense en 1977.
«Yo nací en un gran país, / junto a la boca de un río. / Siempre en invierno se helaba / y no he de regresar… / y en cuanto a dónde toque tomar tierra, / es duro en todas partes; / les recomiendo EEUU.»
WALCOTT
El premio Nobel de literatura de 1992 se lo concedieron al poeta Derek Walcott, un negro nacido en 1930 en Claistres, la capital de la antigua colonia británica de Santa Lucía, una isla de las Pequeñas Antillas. Era hijo de un pintor británico nieto de esclavos que murió cuando él tenía un año de edad. El poema épico ‘Omeros’ (Homero, 1990) está considerado su obra maestra. En él describe la lucha de los pescadores por el amor de una mujer negra antillana. Expone:
«Dije ‘Omeros’, y O era la invocación de la caracola, / mer era las dos, la madre y el mar en nuestro patuá antillano, / os era un hueso gris y el blanco oleaje cuando rompe con estruendo / y esparce su collar sibilante sobre una playa que parece de encaje. / Omeros era el crujido de las hojas secas, y los remolinos / que brotan a la bajamar como un eco por la boca de una cueva».
Dedica sus ‘Églogas italianas’ a su amigo Joseph Brodsky, poeta: «Joseph, ¿por qué escribo esto si tú no puedes ya leerlo?… Las campanas de los ‘campanjle’ doblando enloquecidas para ti que sentiste cómo esta ciudad lacerada por piedras curaba nuestros pecados… Qué bien pensado, en tu cumpleaños, hablarle de ti a Venecia.»
Y trae sus rimas a España: «Así es como hay que leer España, hacia atrás, como la memoria, como el árabe, montañas y cipreses profetizados que confirman que el único tiempo es el pretérito, donde yace un pecado que es el de toda España».