Blas de Otero y Gil de Biezma: Citas y anotaciones de las obras de grandes poetas en español (25)

BLAS de OTERO

Muere en Madrid, a los sesenta y tres años de edad, el poeta vasco Blas de Otero, que se dio a conocer en 1950 con su libro ‘Ángel fieramente humano’:

Esto es ser hombre: horror a manos llenas./ Ser – y no ser – eternos, fugitivos./ ¡Ángel con grandes alas de cadenas!

A quien cantábamos la inmensa mayoría con Paco Ibáñez:

Si he perdido la vida, el tiempo, todo/ lo que tiré, como un anillo, al agua,/ si he perdido la voz en la maleza,/ me queda la palabra./ Bien lo sabéis. Vendrán/ por ti, por ti, por mi, por todos. Y también/ por ti-/ (Aquí/ no se salva ni dios. Lo asesinaron).

Y de quien recibimos noticias de su muerte con ‘Historias fingidas y verdaderas’ de la mano de su compañera Sabina a través de la bella caligrafía de Juana: Ayer murió Blas de Otero, no lo sabe nadie todavía, pero es cierto, le vi pasar por la calle, iba como siempre, distraído y pensativo, llevando un periódico con muy mala gana, de vez en cuando miraba los escaparates, el cielo, el fondo de la calle… No, no ha muerto al lado de unos frascos y unas tabletas (ha muerto solo de tiempo), eso de algún amigo que llega un momento, la incógnita del médico, la interdicción, desde luego, de la tos de turno. No se sabe exactamente por qué ha muerto, las circunstancias últimas; se sabe solo que unos minutos antes dijo, dijera: «acerté el camino, con todos mis errores».

Llueve, el valle está velado como tus ojos,/ la cima de Santa Marina se deslíe,/ llueve entre nubes semiverdes, escurridas./ Nada de cajitas, pastillas de plástico,/ la cama, la pared, la tos del cura./ Todo natural, abierto a la tarde, oyéndose casi/ a lo último siete palabras: con todos mis errores,/ acerté…/ Las nubes se levantan, yo sigo echado/ como un río, pero no tumbado como un/ mar. Consulten a un médico, a Manrique,/ verán que todo es mentira, la vida sigue,/ nada es más verdad que sigue siguiendo.

GIL de BIEZMA

En 1990 desaparece el poeta, nacido en 1929, Jaime Gil de Biezma, quizá el más representativo de la generación de los 50. En sus poesías se apropia de técnicas ya usadas y de versos ya publicados: él mismo declara que «la imitación es necesaria, es la única forma de llegar a escribir poesía». Así, en sus obras pueden leerse versos adaptados de Góngora, Baudelaire, Quevedo, Eliot e imitaciones de Jorge Guillén. Es un poeta calificado como posmoderno, populista, erótico e irónico que opina que «la poesía debe ser ocurrente, incluso divertida».

Populista: …señoritos de nacimiento/ por mala conciencia escritores/ de poesía social…

Habitante de «la ciudad enorme y cambiante, reducida a un cuarto de unos cuantos metros cuadrados e inacabable como una galaxia, la ciudad de la que no podemos salir nunca sin caer en otra idéntica aunque sea distinta», según Octavio Paz. Habitante de una Barcelona que «ja no ès bona»:

Mientras oigo a estos chavas nacidos en el sur/ hablarse en catalán…/ que la ciudad les pertenezca un día,/ como les pertenece esta montaña,/ este despedazado anfiteatro/ de las nostalgias de una burguesía.

Irónico: El juego de hacer versos,/ que no es un juego, es algo/ que acaba pareciéndose/ al vicio solitario.

Erótico homosexual: Para saber de amor, para aprenderlo,/ haber estado solo es necesario./ Y es necesario en cuatrocientas noches/ – con cuatrocientos cuerpos diferentes -/ haber hecho el amor. Que sus misterios,/ como dijo el poeta, son del alma,/ pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Izquierdista: Media España ocupaba España entera/ con la vulgaridad, con el desprecio/ total de que es capaz, frente al vencido,/ un intratable pueblo de cabreros.

Deja un comentario