MILLER
Henry Miller (1891-1980) fue una persona libre y de pensamiento original. Dejó escrito que «desde el principio mismo debo haberme enseñado a no desear nada con demasiado ahínco. Desde el principio mismo fui independiente, de un modo falso. No tenía necesidad de nadie porque quería ser libre, libre para no dar nada más que lo que me dictara mi capricho». «Todos los que me rodeaban eran fracasados, ridículos. Especialmente los que habían triunfado… Espíritus inquietos, pero no aventureros. Espíritus atormentados, incapaces de vivir en el presente. Cobardes ellos, incluyéndome a mí… Todo era para el mañana, pero ese mañana no llegaba nunca». Al fin «encontré que lo que había deseado toda mi vida era expresarme». «Esto que escribo no es un libro. Es libelo, calumnia, difamación… Es un insulto prolongado, un escupitajo en la faz del Arte, una patada en el culo a Dios, al Hombre, al Destino, al Tiempo, al Amor, a la Belleza…»
Sus novelas (‘Primavera negra’, ‘Trópicos de cáncer y capricornio’, ‘Sexus’, ‘Plexus’, ‘Nexus’), autobiográficas y con sexo explícito, fueron prohibidas en Gran Bretaña y en Estados Unidos hasta 1960, pero no en Francia.
El sexo: «Cuando me asomo a ese coño de puta, cansado de tanto joder… Esa hendidura… se ríe de mí también, riéndose por entre las mohosas barbas.»
El odio: «Quiero aniquilar al mundo entero. No formo parte de él. Estoy loco, loco de dolor, loco de angustia.»
Y la desesperación: «La ciudad se había convertido en una enorme tumba en la que los hombres luchaban por merecer una muerte decente… Se movían a paso de caracol, cumpliendo cada uno su microscópico destino.»
BURGESS
El británico Anthony Burgess (1917- 1993), era novelista desde que, en 1960, le dieron un año de vida por un falso tumor cerebral. Su novela más famosa ‘La naranja mecánica’ (1962), la escribió bajo la impresión de las violentas peleas retadas entre los ‘mods’ y los ‘rockers’ ingleses. En ella empleó un argot juvenil futuro de unas doscientas palabras inventadas, que él llamó ‘nasdat’, para examinar el fracaso de la sociedad en la rehabilitación psicológica de un joven delincuente violento. Aún más famosa que la novela es la película de Elia Kazan (el director odiado por los actores por sus cientos de tomas de cada escena), cuyo final, para desesperación de Burgess, fue opuesto al suyo. Además, el editor le impuso un diccionario del argot.
En ‘Poderes terrenales’ recuerda que «Blaise Pascal fue el primero en utilizar la palabra ‘roulette’… Estaba muy interesado en los misterios del azar… inventó la primera máquina calculadora, el autobús público y el reloj de pulsera». (Y aun así no hace a Pascal todo el elogio que merece. Como matemático fue el autor de la teoría de las probabilidades. Como físico, hasta los niños conocen su principio de la hidráulica. Como filósofo de la religión, defendió el jansenismo contra los jesuítas ¡Y solo vivió entre 1623 y 1662!). También recuerda que «el cristianismo bendice el vino y el islam lo aborrece». Y saca al viento sus ironías: «Qué majestuosa aquella ciudad, a la que a veces llamaban Jew York». «¿Qué significa ser judío? Pertenecer a una raza que se considera elegida por su dios tribal para situarse por encima de los demás pueblos». «Os dejo a vosotros, ingleses, lo de llamar a Franco caballero cristiano. La Iglesia se equivoca al alienarse con los falangistas solo porque hacen a la Virgen María capitana general de su maldito ejército asesino.»