Carl Sagan, Erich Fromm y Herbert Simon: Notas sobre la vida y la obra de científicos eminentes (7)

SAGAN

El profesor estadounidense de Astronomía y Ciencias Espaciales Carl Sagan (1934-1996) llegó a ser conocido en todo el mundo por la adaptación televisiva, que él mismo protagonizó, de su libro ‘Cosmos’. Lo llamaron ‘El de los miles de millones’ por su gusto en recordarnos lo enorme que es el Universo utilizando los números de galaxias y estrellas. Como astrónomo, colaboró en la interpretación de las altas temperaturas en el planeta Venus, de los cambios estacionales en Marte y en la programación de las futuras expediciones planetarias. Incluso diseñó un mensaje para los posibles habitantes de otros mundos que viaja en el Voyager.

Sagan también realizó una contribución al problema sin resolver del origen de la vida, demostrando que en una atmósfera primitiva constituida por metano, amoniaco, agua y sulfuro de hidrógeno, irradiada con ultravioleta, se producían aminoácidos.

En su libro ‘Los dragones del edén: especulaciones sobre la evolución de la inteligencia humana’, que obtuvo el premio Pulitzer en 1978, hace afirmaciones interesantes: «Nuestro cerebro, en realidad, consta de tres cerebros interconectados, cada uno de los cuales corresponde a una etapa evolutiva y se pueden distinguir funcional y anatómicamente: son el complejo reptiliano, el sistema límbico y el neocortex. El complejo reptiliano está considerado como la parte más antigua del cerebro y lo tienen los mamíferos y los reptiles. El sistema límbico rodea al complejo reptiliano; lo poseen los mamíferos pero no los reptiles. El neocortex rodea al resto del cerebro y, en los humanos, representa el ochenta y cinco por ciento del resto. El componente reptiliano debe influir en nuestro comportamiento agresivo, de territorialidad y en los rituales y jerarquías sociales. El componente límbico generaría emociones fuertes o especialmente vívidas. El neocortex representaría las funciones cognitivas características de los humanos». (Esta división anatómica no se corresponde exactamente con la clasificación de Freud en id, bestial pero no jerárquico, ego, emocional, y superego, estructuras sociales y parentales).

Sagan murió tras sufrir varios trasplantes de médula ósea. Su segunda esposa declaró, en contra de los bulos, que en su muerte no hubo conversión ni refugio en la visión consoladora de un cielo o de otra vida.

FROMM

El psicoanalista alemán, filósofo y psicólogo social Erich Fromm (1900-1980) huyó de los nazis en la escapada general de cerebros de 1933 a Estados Unidos. Profesó en la Universidad de Columbia y en otras universidades estadounidenses. En ‘El miedo a la libertad’, su libro más popular, hace una crítica devastadora de la sociedad y de las personas que está creando:

«El tiempo y la energía de los estudiantes se pierden en aprender cada vez más hechos… les queda muy poco lugar para ejercitar el pensamiento.»

«El derecho a expresar nuestros pensamientos tiene algún significado tan solo si somos capaces de tener pensamientos propios.»

«Otra manera de desalentar el pensamiento original es la de considerar toda verdad como relativa. Original no significa que no haya sido pensada por otros, sino que se origina en el individuo, que representa su pensamiento.»

«Ante un vendaval caótico de datos, se espera que los especialistas encuentren lo que se debe hacer.»

La persona «vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, pero desea lo que se supone socialmente que hay que desear.»

«Al tratar de no ser diferentes… ganamos cierto grado de seguridad… pero… desde el punto de vista psicológico, el autómata, si bien está vivo biológicamente, no lo está ni mental ni emocionalmente.»

SIMON

El estadounidense Herbert Simon (1916-2001) recibió el premio Nobel de Economía en 1978 por sus estudios sobre los procesos de toma de decisiones en las organizaciones económicas. Abogaba por la planificación tendente a reducir los riesgos al mínimo en lugar de aspirar a los beneficios máximos. Como además de profesor en administración lo era en psicología y en ciencias de la computación, hizo remarcables contribuciones en estas otras disciplinas. Por ejemplo, dijo que «un hombre, visto como un sistema de comportamiento, resulta muy simple. La aparente complejidad a lo largo del tiempo es, en gran parte, reflejo de la complejidad del medio en el que se encuentra». Y se decantaba por el reduccionismo: «La complejidad o simplicidad de una estructura depende básicamente de nuestra forma de describirla. La mayoría de las estructuras complejas que encontramos en el mundo son enormemente redundantes y es posible servirnos de esta redundancia para simplificar su descripción». Aspiraba a una mejora drástica de la mente humana:

«Una modificación del cerebro que consistiese, por ejemplo, en incorporar un nuevo subsistema dotado de todas las propiedades de una máquina de calcular sería una gran hazaña de la cirugía cerebral».

Y también: «Hemos advertido la creciente comunicación entre disciplinas intelectuales que se efectúa en torno a la computadora. La hemos acogido con agrado porque nos ha puesto en contacto con nuevos mundos de conocimiento, porque nos ha ayudado a combatir nuestro aislamiento multicultural».

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