Linus Pauling (3). Todas las vitaminas: Notas sobre la vida y la obra de científicos eminentes (10)

PAULING

Linus Pauling, tras su extensa investigación sobre la vitamina C, defiende también la acción beneficiosa de las demás vitaminas, en especial si se ingieren en cantidades mayores que las recomendadas. Estudia con mayor atención el efecto de las vitaminas B, hidrosolubles, y la vitamina E (tocoferol), liposoluble. La vitamina E, dice Pauling, carece de toxicidad y por su diferencia de solubilidad es complementaria de la vitamina C como antioxidante. Además, ambas pueden ayudar a prevenir las enfermedades cardiovasculares, pero elevando la dosis diaria de tocoferol recomendada de 10 UI (unidades internacionales) a 50 o más. La vitamina E también parece ser útil para mejorar la circulación sanguínea y se cree que puede actuar como inhibidora de la trombina e incluso deshacer coágulos, lo que vendría muy bien a los diabéticos con circulación obstruida. Asimismo, alivia los calambres musculares y se emplea en apósitos para quemaduras y úlceras.

La artritis reumatoide, inflamación de las articulaciones, puede aliviarse con vitamina B6 (piridoxina), pero Pauling considera que es preferible la vitamina B3 (ácido nicotínico, niacina, nicotinamida o vitamina PP antipelagra). La pelagra es una enfermedad que produce dermatitis y demencia. Para el materialista Pauling la demencia es una enfermedad del cerebro, y no un trastorno inmaterial del intelecto, que se puede tratar con ácido nicotínico aunque los pacientes no tengan pelagra. La vitamina B3 también se usa para intentar paliar la esquizofrenia, que se supone producida por sustancias psicotrópicas sintetizadas por el propio organismo enfermo. El autismo, la epilepsia y la manía depresiva parecen mejorar con una dieta rica en vitaminas, especialmente en la B6.

Pauling no está siempre a favor de las dosis vitamínicas elevadas. Advierte de la toxicidad de algunas si se consumen a diario: la vitamina K, que facilita la coagulación sanguínea; no pasar de 50.000 UI diarias de vitamina A que, entre otras cosas, produce dolor de cabeza; no exceder de 400 UI de vitamina D; una sobredosis de minerales esenciales puede ser dañina.

Pauling es frontalmente contrario al consumo excesivo de sacarosa. Dice que no está demostrada la relación entre el consumo de grasa y las enfermedades coronarias, pero que sí lo está la relación entre estas y el consumo de sacarosa. El azúcar común, la sacarosa, está constituido a partes iguales por glucosa (dextrosa) y fructosa (levulosa), dos isómetos que difieren en la ordenación espacial de sus átomos, por lo que se metabolizan de manera diferente. La glucosa se emplea completamente en la producción de energía, mientras que en esta función solo se consume una parte de la fructosa y la otra parte se transforma en un acetato precursor del colesterol.

¿Seguía Pauling sus propias recomendaciones dietéticas? En su libro ‘Cómo vivir más y sentirse mejor’ dejó expuesto su régimen vitamínico: tomaba, antes de desayunar, 12 gramos de vitamina C quizá añadidos a un zumo de naranja (que también ayuda a una evacuación blanda para prevenir hemorroides) y algo más durante el día si sentía síntomas de catarro o malestar. Por la noche ingería un comprimido de un complejo de vitaminas B, una cápsula de vitamina A de 25.000 UI y otra de vitamina E de 800 UI más un comprimido comercial de vitaminas y minerales. La dieta la completaba con comida variada, poco azúcar y mucha agua. Por otra parte, recomendaba hacer ejercicio, consumir las bebidas alcohólicas con moderación, evitar tensiones y, con mayúsculas, NO FUMAR.

¿Estuvo acertado Linus Pauling en sus conclusiones? Los excesos vitamínicos han sido ampliamente contestados y no han tenido repercusión social significativa… pero él alcanzó los 93 años de vida activa…

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