Arne W. K. Tiselius (1902, Estocolmo – 1971, Upsala) recibió el premio Nobel de Química en 1948 “por su investigación en electroforesis y en análisis de adsorción, especialmente por sus descubrimientos relacionados con la naturaleza compleja de las proteínas”.
Tiselius estudió química en la Universidad de Upsala y trabajó como ayudante en el laboratorio ‘The Svedberg’. En 1930 presentó su tesis doctoral titulada “El método del frente móvil para estudiar la electroforesis de proteínas”, en la que exponía cómo en un papel húmedo sobre el que había colocado unas gotas de una disolución de moléculas cargadas, al hacer pasar una corriente eléctrica las moléculas se desplazaban en el sentido del campo separándose unas de otras según la carga que posean. En ese año fue nombrado profesor de Química en la Universidad de Upsala, donde permaneció el resto de su vida. Entre 1931 y 1935 publicó artículos sobre los fenómenos de adsorción y difusión en zeolitas y en 1937 construyó el primer aparato de electroforesis sofisticado. Tiselius estuvo adscrito al Instituto de Química Física del profesor Svedberg, pero más tarde se instaló en el Instituto de Bioquímica, donde empleó diversas técnicas de separación de macromoléculas para su posterior análisis. A lo largo de su vida detentó varios cargos públicos: entre 1951 y 1955 fue presidente de la ‘Unión Internacional de Química Pura y Aplicada’ (IUPAC); cuando le concedieron el premio, era vicepresidente de la Fundación Nobel, institución que presidió en 1960.
En la lección que impartió con motivo de la concesión del premio Nobel aludió a las técnicas precedentes para la separación de sustancias químicas: la ultracentrifugación de Svedberg, la transferencia de Hittorf y el frente móvil de Oliver Lodge. Tiselius explicó que él había utilizado dos métodos de separación de biocoloides (para su posterior análisis) basados en las propiedades químico físicas de las sustancias: la electroforesis y la adsorción en una superficie. De hecho, el título de su lectura fue “Electroforesis y análisis por adsorción como ayuda a las investigaciones de sustancias de gran peso molecular y sus fragmentos”. Concretamente, Tiselius trabajó con proteínas, enzimas, virus, polisacáridos, ácidos nucleicos y los fragmentos obtenidos de todos ellos. A fin de obtener buenas separaciones, se dedicó a mejorar el aparato de electroforesis, con los electrodos colocados en los extremos de los tubos en U y con la geometría adecuada para que no se distorsione el frente móvil entre las fases. Para la detección de cada una de las sustancias separadas en razón a su movilidad electroforética, empleó un equipo óptico con el que determinaba los gradientes del índice de refracción. Así, consiguió separar la albúmina, las globulinas y el fibrinógeno del plasma humano. Pero nos advierte: “Los problemas de la separación y caracterización de las sustancias de gran peso molecular no puede resolverse por un solo método, hay que estar preparado para aplicar varios métodos antes de establecer conclusiones definitivas”. En consecuencia, dice que en 1940 empezó a realizar análisis cromatográficos para separar los fragmentos (péptidos) de las proteínas. Empleó los tipos de análisis por adsorción: frontal, elución y desplazamiento según la clase de mezcla con que se enfrentaba, fueran péptidos, ácidos grasos, hidratos de carbono u otros. Para la detección de los distintos componentes de la mezcla, realizaba una medida continua de la concentración de la disolución después de haber pasado a través de la columna de adsorbente, para lo cual utilizaba un micro interferómetro. Dice Tiselius: “El adsorbente usado en la columna es un material finamente dividido que en agua o en disoluciones salinas débiles no adsorbe proteínas o lo hace muy poco, pero salando con sulfato amónico la adsorción se incrementa”. Los adsorbentes elegidos, almidón, gel de sílice y otros, podían colocarse también entre dos placas constituyendo una matriz (como cuando se usa papel de filtro) y, tras la migración electroforética, transferir las proteínas a una membrana de celulosa para su posterior análisis.
Tiselius no empleó la cromatografía de partición (o de reparto) de Martin y Synge porque “para grandes moléculas es difícil encontrar un par de disolventes adecuados con los que realizar los experimentos de partición”.
Archer J. P. Martin (1910, London – 2002, Llangarron) y Richard L. M. Synge ( !914, Liverpool – 1994,Norwich) obtuvieron el premio Nobel de Química en 1952 “por su invención de la cromatografía de partición”.
Martin, debido a la influencia del famoso profesor J. B. S. Haldane, se especializó en Bioquímica en Cambridge en 1932. En el Nutritional Institute trabajó en el aislamiento y en los efectos de la vitamina E empleando extracción con disolventes y métodos cromatográficos. En 1941 coincidió con Synge en la Wool Industries Research Association y allí desarrollaron la cromatografía de partición (o reparto), técnica que abrió el camino a diferentes tipos de cromatografía. Martin, en colaboración con A. T. James, también inventó en 1952 la cromatografía gas – líquido.
Synge estudió física, química y fisiología en el Trinity College de Cambridge. Alcanzó el grado de doctor en 1941, año en el que contactó con Martin y en el que hicieron una demostración pública de la cromatografía de partición y publicaron sus resultados. Desde 1942 hasta 1948 trabajó con Tiselius en los problemas analíticos de los péptidos, así como en su función en el metabolismo de las proteínas. En 1950 estudió la ultrafiltración electrocinética de varios polisacáridos.
Martin y Synge dieron dos lecturas independientes con motivo de la concesión del premio Nobel. El primero la tituló “El desarrollo de la cromatografía de partición”, en la que hizo una historia de cómo fue creado el invento, y el segundo la llamó “Aplicaciones de la cromatografía de partición”. Martin dijo que la técnica premiada había resultado del maridaje de dos métodos: la cromatografía y la extracción con disolventes. En efecto: Martin confesó que desde niño estaba construyendo columnas con relleno y haciendo destilaciones fraccionadas; mientras que Synge aprendió de D. J. Bell la técnica de extracción líquido – líquido y la aplicó a las glicoproteínas. En 1938, Synge consultó con Martin la distribución de acetilaminoácidos entre el cloroformo y el agua. Después, empleando una columna rellena de granos de almidón (o mejor aún, de resinas de cambio iónico) separaron los péptidos de proteínas hidrolizadas. Fueron capaces de determinar la secuencia de aminoácidos de la gramicidina S, que ‘probablemente’, dijeron, se trataba de un decapéptido.
Lo que vino a continuación de la publicación del invento fue la aparición de un buen número de nuevas técnicas y su empleo en muchos proyectos de investigación. Por ejemplo, en el análisis de los ácidos nucleicos y de sus productos de rotura, utilizando o transporte eléctrico o cromatografía de cambio iónico, debido a la naturaleza iónica de muchos de estos compuestos. Asimismo, el uso de isótopos radiactivos como trazadores (por ejemplo, iodo 131 y carbono 14 en dióxido de carbono) en combinación con técnicas cromatográficas, ha servido para descubrir los itinerarios metabólicos en organismos vivos. Cuando James y Martin dieron a luz la cromatografía gas – líquido (CGL), que es como la cima de la destilación fraccionada, la emplearon para analizar los ácidos grasos menores, que son nutrientes absorbidos por los rumiantes en el tracto intestinal. Después, las técnicas CGL y la cromatografía gas – sólido (CGS) se han utilizado en la investigación y control industrial, especialmente donde haya que manejar mezclas de compuestos volátiles, en muchos casos completándose con la espectrometría de masas. También ha tenido auge la cromatografía líquida de alta resolución (HPLC, en sus siglas inglesas tan conocidas), que es una cromatografía de reparto (o partición) con columnas de dos tipos: con fase estacionaria polar y fase móvil apolar y a la inversa, con fase estacionaria apolar y fase móvil polar, que es más utilizada; además, hay otras versiones de esta cromatografía: de adsorción, de cambio iónico y de exclusión por tamaños, todas ellas de gran importancia en la industria e investigación clínica y farmacéutica.